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Voces del santuario

César Femia: el párroco que acompaña milagros en San Ramón Nonato

Por Abril Giménez

Entre bendiciones e historias inspiradoras, César Femia actúa como puente entre los fieles y San Ramón Nonato.

Nacido en Buenos Aires en 1973, César Femia asumió desde joven el llamado al sacerdocio, que se consolidó el 27 de noviembre de 2004 con su ordenación. Desde entonces, su camino parroquial fue tomando diferentes direcciones: comenzó como Diácono en la parroquia Santa Aldea. En 2005, pasó a formar parte de la parroquia Nuestra Señora de Caacupé como vicario parroquial. Luego, tomó ese mismo rol en la comunidad de San Cayetano, donde afirma que tuvo su primer acercamiento a la religiosidad popular: “Aprendí que la religiosidad popular es una fe vivida desde lo cotidiano, de manera intuitiva, no solamente desde lo racional o intelectual. No depende únicamente de la teoría, sino de la experiencia directa de Dios en la vida diaria”, afirmó Cesar. Después de su paso por San Cayetano, continuó como vicario en San Pantaleón y, más tarde, asumió como párroco de San Rafael Arcángel, donde permaneció durante once años. 

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César Femia es sacerdote del clero secular, por lo que depende directamente de la autoridad del Arzobispado de Buenos Aires y del obispo.

Foto: A.G.

Finalmente, en 2023, fue asignado como párroco del Santuario San Ramón Nonato: “En una charla con monseñor García Cuerva, él me comentó la posibilidad de venir a San Ramón Nonato. Acepté con gusto porque la religiosidad popular siempre me ha atraído”, afirmó el Padre. Para él, los santuarios son lugares donde la fe se expresa de manera directa y cercana: en gestos simples, en la naturalidad con que la gente se mueve como si estuviera en su propia casa. “Me entusiasma acompañar a la comunidad de San Ramón Nonato porque es vida. La mayoría de las personas que vienen lo hacen con mucha confianza: algunos para agradecer, otros para pedir por sus hijos, y muchos para pedir la protección de San Ramón durante el embarazo. Esa vitalidad también convive con el dolor”, explica.

El 31 de agosto, día en que se celebra a San Ramón Nonato, el santuario es un reflejo vivo de la fe. El rol de César es central en esta fecha. Durante las diferentes celebraciones se encarga, junto con otros sacerdotes, de bendecir a los diferentes grupos de fieles: parejas, embarazadas en su último mes, mensajeros de la vida y obstetras y parteras. Mientras realizaba las bendiciones a lo largo de la Iglesia, se detenía a saludar a familias conocidas y, luego de cada misa, los fieles se acercaban a conversar con él. Él los recibía con una cálida sonrisa, haciéndo el tiempo para escuchar las necesidades y agradecimientos de cada uno. “Él me bendijo durante la bendición del último mes de embarazo. Después de la misa me acerqué a hablar con él y me hizo sentir acompañada y escuchada”, afirmó Agustina, una mujer embarazada que asistió a la celebración del 31. 

Quienes trabajan cerca suyo destacan su cercanía con la comunidad: "Fomenta espacios de participación activa de la comunidad en todo lo relacionado con el Santuario. Además, brinda un lugar especial a cada laico que se acerca con el deseo de formar parte de nuestra Iglesia”, afirmó Monica, secretaria parroquial del santuario. 

El párroco, como cabeza del santuario, relata que vive en primera persona historias tanto de dolor como de esperanza. Cada familia que llega trae consigo una carga única: madres que atraviesan dificultades para concebir, parejas que buscan un milagro tras años de intentos fallidos, y personas que simplemente vienen a agradecer al santo por la vida de sus hijos, incluso años después de su nacimiento: “Es conmovedor acompañar a quienes enfrentan procesos difíciles, y más aún cuando encuentran en San Ramón un espacio de fortaleza y confianza”, comenta Femia.

Esa experiencia cotidiana lo hace comprender la dimensión humana de su labor, más allá de los rituales y sacramentos. Para él, cada historia es un recordatorio de que la fe no es abstracta, sino un sostén real en la vida de las personas.

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“Las generaciones siguen transmitiendo la devoción. Vienen abuelos, hijos y nietos, todos juntos. Hay familias que lo incorporan como una tradición que atraviesa el tiempo”.

Foto: A.G.

Un milagro llamado Ramiro

Por Luz Moreno

Después de mucho tiempo de desilusiones, Ramón y Macarena llegaron al santuario de San Ramón Nonato en agosto de 2023. Ese momento, sin saberlo, se convertiría en el inicio de su testimonio de fe y milagro.

"Somos Ramón y Macarena, queremos contar nuestro testimonio y milagro". La pareja, que vive en Lomas del Mirador, buscó durante años un hijo, pero se encontraron con una verdadera desilusión. Ramón, de 35 años y empleado de comercio, había conocido el santuario de San Ramón Nonato de chico, pero el 31 de agosto de 2023 llevó a Macarena por primera vez. Ellos no lo sabían, pero ese momento sería el inicio de un camino que los uniría para siempre al santo.

Desde 2019, la pareja intentaba formar una familia. Después de tantos años de búsquedas fallidas, Macarena, de 32 años, se sometió a estudios que revelaron que estaba apta para concebir. Entonces el foco de los problemas se concentró en Ramón. Los primeros análisis mostraron un conteo de esperma muy bajo, y los dos siguientes dieron 0%. Un urólogo incluso le dijo que sus estudios eran como los de una persona que se había hecho una vasectomía. Como último recurso, Ramón se sometió a una cirugía. La intención era extraer una pequeña muestra, del tamaño de una moneda de 5 centavos, para encontrar esperma viable. La tristeza más grande llegó el 1 de agosto de 2024, después de una cirugía: "el doctor nos dio la peor noticia", explicó Macarena, mientras Ramón le toma la mano. Ramón no generaba espermatozoides para fecundar y la única opción era recurrir a un banco de esperma o adoptar. "Todo esto nos hizo desanimar mucho. Pasamos por los peores momentos de nuestras vidas", aseguró Macarena mirando hacia abajo.

La respuesta de sus familias fue inmediata: oraciones y promesas se sumaron a las de la pareja y fortalecieron la convicción de que un milagro podía llegar. La madre de Ramón rezaba con devoción a cada uno de sus santos, convencida de que su fe debía permanecer firme. El apoyo espiritual y la compañía de su círculo cercano fueron decisivos durante todo el proceso.

"Yo no era muy creyente, pero cuando los médicos me decían una y otra vez que Ramón , no generaba espermatozoides para poder fecundar me aferré a la fe", afirmó Macarena. En mayo de 2024, hicieron una promesa en la que pedían por un resultado positivo en sus estudios médicos, a medida que comenzaban su proceso de fertilización in vitro. Tres meses después, en agosto, llegó la gran noticia. Ese 31 de agosto, mientras la lluvia caía suave sobre el santuario de San Ramón Nonato, Macarena le entregó a Ramón una pequeña caja. Él, sentado en el primer banco frente al altar, la abrió con desconcierto: adentro había un test de embarazo y un diminuto body de bebé. Ramón quedó paralizado, con las emociones desbordadas y sin poder procesar del todo lo imposible que, de pronto, se volvía realidad: contra todo pronóstico médico, Macarena estaba embarazada.

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Este 31 de agosto, la pareja compartió su testimonio con el santuario, un ritual que planean seguir cada año para recordar el milagro que cambió sus vidas.

Foto: gentileza de Ramón Victor Torres

El 23 de abril de 2025, la pareja celebró la llegada de su hijo, Ramiro, quien nació rodeado de una familia que lo esperaba hacía ya mucho tiempo. En señal de agradecimiento, decidieron presentárselo a San Ramón. 

Con la llegada de Ramiro, su hogar se transformó por completo: los juguetes y los carritos de bebé llenaron cada rincón, creando una nueva y feliz cotidianidad.

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Ahora que su sueño de ser madre se hizo realidad, Macarena decidió renunciar a su trabajo para dedicarse por completo a su hijo y a su familia.

Foto: gentileza de Ramón Victor Torres

Macarena y Ramón se convirtieron para la comunidad en una prueba, para quienes aún dudan, de que la fe es capaz de transformar la espera más larga en la bendición más grande.​​

Moreno, Giménez, Demonte y Di Meola

Universidad Austral - Comunicación Social (2025)

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