San Ramón Nonato

Medicina con devoción
Una madre que ejerce la obstetricia y predica su fe como creyente en San Ramón
Por Sofia Di Meola
Marcela Portela, licenciada en Obstetricia de la Universidad de Buenos Aires, hace presente a San Ramón Nonato en su vida personal y profesional hace 31 años. “Cuando uno tiene fe en el corazón, la aplica para todo, no solo para uno, sino que también para los demás”.

Describe your image

Describe your image

Describe your image
“En mi lugar de trabajo, también están mis hijos que son lo más importante que tengo”
Foto: gentileza de Marcela Portela.
San Ramón, patrono de las embarazadas, las parturientas y las familias que desean tener hijos, es un santo muy representativo, especialmente en la profesión de la Obstetricia. Marcela Portela, de 58 años, es obstétrica en el CeSAC (Centro de Salud y Acción Comunitaria) N 5 del Hospital Santojanni, centro de salud pública en Villa Lugano. Está ubicado en Ciudad Oculta, uno de los barrios más pobres de la ciudad, donde se brinda atención primaria a los pacientes.
Marcela, que ejerce desde 1997, trabaja también como formadora de residentes y médicos generalistas. Es madre de mellizos de 20 años y de una niña de 16, y se define a ella misma como una mujer católica con la firme convicción de que la fe ayuda a muchos. “Dentro de la fe, está la capacidad de comprender al otro y entender que cada uno tiene su historia. Un buen cristiano sabe ayudar al otro de la mejor manera”, agregó Marcela.

Describe your image


Describe your image
“Quienes ejercemos cualquier especialidad dentro de las ciencias médicas somos, ante todo, personas y luego profesionales”
Foto: gentileza de Marcela Portela.
¿De qué manera se refleja la presencia de San Ramón en tu vida cotidiana y en tu ejercicio profesional?
Tengo una formación cristiana. A lo largo de mi vida, he aprendido sobre varios santos, y cuando empecé a estudiar la licenciatura en Obstetricia, en 1990, conocí la figura de San Ramón Nonato, el protector de mi profesión. Desde entonces, comencé a visitar su santuario y a encomendarme a él para guiar mis buenas prácticas laborales y profesionales. Con el paso de los años, cuando decidí ser madre, enfrenté muchas dificultades. Tras una larga búsqueda, consultas médicas y el miedo a la infertilidad, finalmente tuve a mis mellizos, Joaco y Nico, a los 36 años. Encomendé su cuidado a San Ramón, acercándome a él no solo como profesional y creyente, sino también como mujer y futura madre.
¿Cómo influye la figura de San Ramón Nonato en la manera en que vivís tu profesión como obstetra?
Mis pacientes suelen llegar con una imagen, estampita o estatuilla de San Ramón Nonato. Cuando sienten miedo, les recomiendo encomendarse a él, rezarle y tener fe de que estarán cuidadas, protegidas e iluminadas por su intercesión. En los casos de embarazos complicados, también le pido por esa madre. Cuando uno tiene fe en el corazón, la aplica para todo, no solo para uno, sino que también para los demás. Esa fe se convierte en un sostén tanto para mis pacientes como para mí en mi labor diaria.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta hoy la obstetricia con casos de embarazos de riesgo?
En realidad, no considero que exista un desafío específico dentro de la profesión obstétrica vinculado a la situación actual. Más allá de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, cada mujer toma sus propias decisiones según sus circunstancias personales. Desde mi experiencia como profesional y creyente, no percibo un aumento en las interrupciones, ya que una mujer no aborta porque hay una ley que lo permite, sino porque decide no continuar con el embarazo. En mi práctica, atiendo mujeres de diversas religiones y culturas que deciden no continuar sus embarazos. La diferencia ahora es que buscan apoyo en las instituciones médicas y no en lugares clandestinos. Aunque no realizo interrupciones, no juzgo ni intento convencerlas. Mi responsabilidad es informar sobre los riesgos y las posibles complicaciones para su salud. Tampoco he notado un incremento en embarazos de alto riesgo. Esto se debe al fortalecimiento del sistema sanitario y a una mayor conciencia sobre la importancia del control prenatal.
¿Qué rol juega la fe en el ejercicio de la medicina y en el acompañamiento a las familias?
Quienes ejercemos cualquier especialidad dentro de las ciencias médicas somos, ante todo, personas y luego profesionales. Aquellos que vivimos profundamente la fe ejercemos prácticas que cuidan nuestra integridad personal. La fe tiene un rol fundamental en mi ejercicio profesional. En mi caso, no me posiciono como objetora de conciencia porque mi objetivo es poder acercarme a mis pacientes, escucharlas, explicarles los riesgos cuando es necesario y acompañarlas. Como buena cristiana, debo saber acompañar. Ser una buena persona implica nunca abandonar a nadie y reconocer que todos podemos equivocarnos, reconstruirnos y volver a vincularnos con la fe, la esperanza, el amor, la familia y los hijos. Después de haber visto sufrir tantas mujeres no bajo los brazos.
¿Qué significa para usted la bendición de las manos de obstetras y parteras durante la misa de San Ramón Nonato?
Para mí, la bendición de las manos de obstetras y parteras durante la misa de San Ramón Nonato representa un momento muy especial. Siempre me hago la bendición de las manos en las misas. Me tomo mi profesión con gran responsabilidad pero también con la certeza de que una fuerza superior me guía. Me emociona compartir esto porque amo profundamente lo que hago. Además, el sueño de ser madre no es el de todas las mujeres. Por eso, es fundamental trabajar en la prevención de embarazos no deseados. Considero que no debemos juzgar tanto a las mujeres que deciden interrumpir sus embarazos, sino más bien a quienes no protegen adecuadamente a las mujeres, como el Estado. Porque cuando una mujer queda sola y desamparada, es más probable que tome decisiones equivocadas.